Por: Selene Perdomo Chacón de Papito Project Más Que Cultura
La escena musical barcelonesa ya tiene sabor a Compota de Manana. Así se llama la nueva agrupación capitaneada por el percusionista y voz líder Erik Castillo, quienes incendiaron la ciudad con un debut apoteósico el 5 de septiembre en la Nau de Barcelona.
Cientos de asistentes bailaron esa noche seducidos por los delirantes arreglos musicales, cifra generosa para el primerísimo concierto de una formación tan reciente, donde la presentación del primer disco «La Alternatimba», deslumbró con un repertorio de temas propios, tan pegadizos e ingeniosos, que el publico los tarareaba al instante. No cabe duda, el efecto de la Compota de Manana se debe a una receta, que si bien no es secreta, es difícil de lograr.
Gracias a la lucidez de Castillo, sus años de experiencia estudiando percusión en la Escuela Nacional de Arte de Cuba, su aprendizaje con uno de los más grandes de la percusión cubana: el maestro José Quintana Changuito, su búsqueda contaminándose de la musicalidad de la isla, y su experimentación junto a un regimiento de músicos relevantes, ha logrado una genuina combinación de las raíces cubanas con el sonido más actual y alternativo. Manana es una palabra que recoge la esencia del grupo, utilizada por los rumberos en Cuba para describir lo genuino, lo verdadero, significa corazón, alma, folklore, Cuba.
Aunque busca alejarse de las etiquetas, si hay que ponerles una, es la de “Alternatimba”, así denominan ellos mismos el sonido de la banda. La creatividad en los arreglos alcanza una sonoridad muy particular, la alquimia de la timba como hilo conductor, con distintos patrones rítmicos en un mismo tema, donde las transiciones de un aire a otro se ejecutan con gran complejidad. Relámpagos de rock, afro con batá, changüí, bolero, merengue, hip hop, rap o jazz, transitando de lo tradicional a lo contemporáneo con giros sorprendentes e insospechados finales. El juego, la frescura, la investigación, la absorción de lo recorrido por los integrantes de una agrupación que aunque joven en su nacimiento, la componen un equilibrio de músicos experimentados. La ecuación se completa con el peculiar timbre vocal de su líder, quien ya venía desarrollado éste sólido proyecto desde hace tres años, junto al pianista y también director de la banda, C. Pardo.
Deslumbrante el trabajo de percusión, minuciosamente elaborados los distintos ritmos de percusión que hacen sentir la “manana” de la compota. La armonización con la que están tratados los metales, desde la sencillez y el buen gusto, alternando frases de cantos afrocubanos. Una inteligente elección de instrumentos repartidos en 14 músicos fabulosos, donde la dureza de la guitarra eléctrica evoca el heavy metal, en contraste con los tumbaos timberos del piano, el dulce sonido tradicional del tres y un bajo con efecto alucinógeno, absolutamente sincronizado con la fuerza y sutileza de la batería y los timbales. Para completar la riqueza de esta banda, las letras bien escritas y con mucha sabrosura, abordan temáticas sociales y de actualidad.
Si quieres probar el sabor de la Manana en una compota, la receta se cocina con ingredientes de calidad, ponle a Erik Castillo en la voz líder, tambores batá y la dirección, a su co director y pianista C. Pardo, el background del bajista Alex Fong, la voz y percusión menor de Jannier Rodriguez (ex integrante de Habana D’ Primera), el tres cubano y la voz de Diego Coppinger, la batería de Frank Durand y el timbal de Ori Martinez. Que no se te olvide echar en la olla a Climent Campà y sus congas, a Juan Campos en el güiro, la guitarra de David Espinós, las trompetas de Roberto Echevarria y Pep Garau, y los trombones de Albert Costa y Josep Blanes. Todos ellos, integrantes con antecedentes que garantizan un buen presente y futuro a la «manana». ¿Quién quiere compota?
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